¡Contra el
escepticismo, construir un partido
trotskista revolucionario de la clase obrera!
trotskista revolucionario de la clase obrera!
"El trabajar para que se cree una
organización de combate y se lleve a cabo una agitación política es obligatorio
en cualesquiera circunstancias "grises y pacíficas", en cualquier
período de "decaimiento del espíritu revolucionario". Y más aún:
precisamente en tales circunstancias y en tales periodos es especialmente
necesario el trabajo indicado, porque en los momentos de explosiones y estallidos
es ya tarde para crear una organización; la organización tiene que estar
preparada, para desarrollar inmediatamente su actividad."
Lenin, ¿Por dónde empezar? 1900
Presentamos
a los trabajadores, a la juventud y a la vanguardia del movimiento obrero las
razones de nuestra ruptura con la Liga Bolchevique Internacionalista.
Como
ninguna época histórica anterior, la falta de una dirección revolucionaria del
proletariado cobra hoy su precio. Hace un siglo el capitalismo entró en su
decadencia senil. Si bien disfruta del nivel más alto jamás alcanzado por la
humanidad en su evolución tecnológica, arrastra la civilización a la barbarie,
degradar al ser humano y el resto de la naturaleza. Al mismo tiempo, las
corrientes que pretenden ser marxistas se reducen a pequeños grupos de
propaganda sin ninguna influencia real sobre las masas proletarias, las únicas
que pueden resolver la agonía capitalista.
Marx y
Engels tenían el legítimo derecho a formar una liga de propaganda en los
albores del socialismo científico. Sin embargo, se encontrarse en esa condición
150 años después de la redacción del Manifiesto del Partido Comunista ya no es
un derecho sino una deformidad que contribuyó decisivamente al empeoramiento de
las condiciones de vida de la clase obrera bajo la decadencia del capitalismo.
La ausencia de una dirección revolucionaria a la lucha de las masas se
relaciona con la barbarie imperialista dialécticamente, como causa y efecto.
Como Trotsky pronosticara, las condiciones objetivas para la revolución
proletaria se pudren y la humanidad entra en una catástrofe.
Tampoco es
válido para justificar la impotencia utilizar como parámetro de la actual
debilidad a las primeras organizaciones trotskistas en la década de la
fundación de la IV Internacional. Trotsky y sus camaradas fueron sometidos a la
casería de exterminio físico de la GPU (futura KGB), los procesos de Moscú, por
la degeneración policial y burocrática del primer estado obrero y de la Tercera
Internacional. Al mismo tiempo, gracias al estalinismo, la revolución china fue
ahogada en sangre, los procesos revolucionarios en Francia y España fueron
abortados por los frentes populares y las dictaduras nazi-fascistas tomaron el
control de los otros principales Estados capitalistas de Europa continental.
Además de crear una reacción fascista, como contrapunto a la URSS, el
imperialismo trató de resolver la crisis de sobreproducción de 1929 durante la
Segunda Guerra Mundial.
Bajo
terribles persecuciones contra la vanguardia revolucionaria del proletariado,
el núcleo de la fundación de la IV Internacional fue, en palabras de Trotsky
“exiliado de su propia clase". La represión física fatal que liquidó a la
totalidad del comité central bolchevique, los mejores elementos de la
generación que hizo la revolución de 1917, también mató a los mejores cuadros
de la Cuarta Internacional. Ni de lejos esa eliminación física y objetiva se
puede comparar con aislamiento ideológico de hoy. Son dos circunstancias
desfavorables que requieren diferentes tácticas de supervivencia.
La atrofia
política de la LBI sólo puede entenderse en el contexto de las derrotas
consecutivas de la clase obrera en los últimos 20 años. ¡Es necesario destacar:
entender sí, pero justificar no! La LBI nació después de que pasaron todas las
olas del movimiento de masas brasileño (huelgas industriales contra la
dictadura que dio paso a la fundación del PT y de la CUT, el movimiento
nacional "Diretas Já!", la polarización de las elecciones 1989, el
“Fora Collor!”) y bajo la ofensiva anticomunista gestado por la gran derrota
del proletariado mundial, la contrarrevolución que restauró el capitalismo en
la URSS y Europa del Este (1989-1991). Para empeorar las cosas, además de la
desmoralización de la era post-soviética que cayó sobre la izquierda mundial en
la década de 1990, en Brasil, la situación ha empeorado, sobre todo por la
consolidación del más reforzada mecanismo de cooptación de la vanguardia obrera
en el planeta, con el asenso del Frente Popular para el gobierno federal en
2002.
La joven
agrupación nació huérfana y solitaria por sus posiciones programáticas
principistas, en la defensa retrospectiva de un estado obrero, la URSS, que ya
no existía y la lucha contra el Frente Popular que se convirtió en el principal
instrumento de la dominación burguesa en Brasil y del imperialismo en el
continente. En este marco se impuso la sensación creciente de impotencia y
resignación en el rostro de situaciones cada vez más desfavorables para la
lucha de los trabajadores. En el último período, consciente de la nueva
ofensiva reaccionaria que generó la crisis económica, la LBI cristalizó un
curso de reducir todas sus actividades políticas al combate del revisionismo
dentro del mundo literario-virtual, dentro de la pequeña fracción de la
izquierda del Frente Popular que órbita alrededor del PSOL y del PSTU.
¿A QUE
HERENCIA RENUNCIAMOS?
Este
pequeño universo de la oposición pequeñoburguesa se hizo todavía más miserable
en las elecciones de 2010, siendo aplastado por la presión del Frente Popular y
la oposición burguesa, reciclada al redor de esa simbiosis PT-PSDB que fue la
candidatura de Marina Silva (PV). Eligiendo como centro de su discurso a la
izquierda de esta oposición pequeñoburguesa, la LBI se limita a realizar
advertencias completamente inocuas al pseudo-trotskismo que gravita en este
ambiente político.
A partir de
la reacción cada vez mayor, los revisionistas generalmente venden las derrotas
de la clase como si estuviera ganando. Por lo tanto, la contrarrevolución en la
URSS fue vendida como una especie de "revolución política", la crisis
financiera global que justifica la baja de los salarios y el saqueo a los
derechos históricos de los trabajadores, fue anunciado como el presagio de una
implosión del capitalismo.
El
propósito de estas delirantes falsificaciones de la realidad es disfrazar la
desmoralización e impotencia ante la reacción y entusiasmar artificialmente a
la militancia. No compartiendo estos métodos, pero sufriendo de la misma
impotencia, la LBI cae en la postración, cuando se ven obligada a admitir que su
discurso sobre el revisionismo no tiene ningún efecto político y menos aún
organizativo.
Mientras
los pseudo-trotskistas desesperados por salir de la marginalidad se adaptan a
las direcciones oportunistas y a las presiones de la reacción ideológica, adoptando
vergonzosamente cada vez más un carácter de asesores y colaboracionistas de
izquierda del Frente Popular, la LBI se contenta con ser parte de esta cadena
como la extrema izquierda dedicada a aconsejar a los que aconsejan al frente
popular.
Los fundadores
de la IV Internacional fueron ejecutados por el estalinismo y sus seguidores
declinaron de la tarea de reconstruirla. Abandonaron los principios más básicos
de la tesis de la revolución permanente y del programa de transición para
seguir como furgón de cola, en primer lugar, del propio estalinismo, después
del nacionalismo burgués y de la social- democracia. Del mismo modo y aún antes
abandonaron la lucha por la conciencia de la clase obrera, donde se encuentra la
reserva política y social para superar el aislamiento político y la
"soledad revolucionaria."
También
dejaron de lado el trabajo paciente por ganar a los trabajadores por fuera del
hiperdeformado círculo de la pequeña burguesía y de la aristocracia obrera
brasileña. La LBI se metió en un callejón sin salida. Víctima pasiva de
coyunturas cada vez más desfavorables para la lucha de clases, la LBI llego al
2010 bajo una profunda postración ante la reacción ideológica anticomunista
post-URSS y, en particular, la presión del Frente Popular en Brasil.
Se puede
objetar que frente a la “militancia virtual” de cientos de grupos de izquierda
del siglo XXI la LBI es uno de los grupos más activos, pero por la
auto-exclusión del movimiento obrero, un trabajo exclusivamente
microvanguardista sobre la militancia sindical adiestrada en el anticomunismo y
anti-bolchevismo del PT, nunca construirá una organización revolucionaria del
proletariado. Está más que demostrado que predicciones correctas, éxitos
políticos y las iniciativas destinadas a estos sectores tan profundamente
desmoralizados no son capases de elevar a la clase obrera a la altura de sus
tareas históricas. A lo sumo, pueden generar, en palabras de Trotsky, "un
club de discusión de alto nivel" (La composición social del partido,
Escritos, 10/10/1937), totalmente independiente de la lucha por elevar a la
clase obrera a luchar por sus intereses históricos, liberarse de la idiotez y
la bestialidad actual para dar a la historia un curso diferente de la barbarie
imperialista.
Renunciamos
a la herencia de los que desdeñan de elevar al proletariado a la conciencia
bolchevique, común a todo el revisionismo, y que la LBI no ha sido capaz de
superar, ni quiere, Todas las organizaciones de izquierda en Brasil abandonaron
la formación de cuadros obreros por lo menos desde la década de 1980. Las mas
nuevas, ya educadas en la escuela petista, de las relaciones completamente deformados
con la clase (el trade unionismo, cretinismo parlamentario, el populismo, el asistencialismo),
reproducen las desviaciones del lulismo como el PSOL y el PSTU.
Cuando
hablamos de la educación la clase nonos referimos a cursillos por el socialismo
para estudiantes y trabajadores, realizados completamente fuera de la lucha
política de los partidos. Tampoco tenemos la ilusión de que los trabajadores
encuentran el socialismo por la acumulación de experiencias sindicalistas movimientistas
o "luchas". Se necesita reclutar a las masas en la lucha, en los
lugares de trabajo y estudio para la comprensión de la estratégica de la organización
política, instruirlas en la ideología comunista rumbo a la construcción de un
partido de vanguardia. En el nivel más inmediato y directo ayudarlas a hacer
frente al cáncer principal del movimiento de masas brasileño, el lulismo y sus
satélites que desvían la lucha de clases del camino de la revolución social.
VOLVER AL
MOVIMIENTO OBRERO PARA FORMAR
UNA
GENERACION DE CUADROS QUE SUPEREN AL LULISMO
Para nadar
contra la corriente, enfrentar al oportunismo cómodamente inserto en el Estado
y sus satélites centristas, adaptados al régimen en medio de reflujo de las
luchas espontáneas, durante una situación gris, pacífica y de decadencia del
espíritu revolucionario, nuestro trabajo tiene que ser especialmente paciente y
abnegado. Tenemos claro que no hay otra manera de superar el período de Lula en
la historia del movimiento obrero brasileño sin una nueva generación de
trabajadores que sean preparados bajo un programa trotskista. Esto indica, por
tanto, que hay que empezar de nuevo a la tarea del movimiento obrero. No hay
atajos.
El nuevo
curso requiere el desarrollo de la agitación política revolucionaria sobre las
masas, actividades que las organizaciones pequeñas han abandonado o hacen en
modo atrofiado y los centristas y los grandes partidos oportunistas hacen de
modo deformado. Esto no implica ningún desprecio por la lucha teórica o
ideológica en defensa de los principios. Sin esa propaganda no habrá formación
genuinamente marxista y mucho menos movimiento revolucionario.
La historia
no ha terminado, toda la vida política es una lucha interminable compuesta por
un número infinito de enlaces. Es hora de perforar el cerco oportunista
restaurar lazos cercanos con la clase, que por su rol en la producción, es la
más progresista de la sociedad actual [4]. Sin ninguna pretensión de inventar
una nueva fórmula de organización política, reivindicamos la lucha por
construir un partido de profesionales revolucionarios, centralizado,
conspirativo, compuesto por la vanguardia consciente del proletariado del siglo
XXI.
Apropiándonos
de los mejores recursos logísticos de hoy para llevar a cabo la tarea,
necesitamos restaurar los viejos métodos bolcheviques de agitación, propaganda
y organización política que luego llevaron a la lucha por el socialismo, que
eran capaces de llevar a los trabajadores a tomar conscientemente el poder a
través de la revolución social y el establecimiento de una dictadura
revolucionaria.
DE LA
POSTRACIÓN AL ESCEPTICISMO, VARIOS PASOS ATRAS
El
reconocimiento de la clase obrera como la protagonista histórica de la
revolución socialista está contenido en los puntos programáticos de LBI. Esto
se repite en muchas de las conclusiones de sus artículos. Pero se convirtió en
letra muerta en la medida en que el propio grupo se convenció, después de tres
ofensivas globales del imperialismo (la restauración capitalista en los estados
obreros en la guerra al terrorismo después de 11/09/2001 y la crisis económica
de 2008), que no sólo la revolución no era una tarea para nuestras vidas, sino
que la lucha por la construcción real del partido bolchevique de la clase
obrera ya no era una práctica efectiva válida. De ahí la conclusión
catastrófica de la mayoría de la dirección en la reunión del 8 de septiembre de
2010: "contra el retroceso actual ideologico de la clase i es imposible
que un núcleo revolucionario se inserte en el proletariado." Esto es nada
más y nada menos que la fórmula de postración, tal como caracterizamos a la
propia reunión.
Este
concepto ha guiado otro paso atrás. En medio de una crisis de división regional
con un militante de São Paulo en julio de 2010, la mayoría del CC contra las
posiciones de Humberto decidió cerrar la persiana de la regional de San Pablo y
reenfocar a la LBI en Fortaleza.
La decisión
significó una autofagia en la acertada política, resuelta en la IV Conferencia
de LBI, tomada hace cinco años, que guió el desplazamiento gradual de la
dirección política actual de Fortaleza a Sao Paulo, justificada por el hecho de
que la capital paulista es la principal ciudad de los trabajadores de la ciudad
América Latina y el centro político nacional de Brasil.
Y lo peor
es que en tamaño o retroceso no siguieron un plan estratégico, sólo cristalizaron
el curso de postración. de la corriente.
La mayor
parte de la dirección de LBI dio un paso atrás en la orientación estructural
que hasta ese momento marcó una diferencia importante entre la audacia de la
corriente y el agotamiento de los otros grupos regionales pequeños. Con esta
medida, la LBI retrocedió del nacional-trotskismo para lo que podríamos llamar en
forma optimista a un municipal-trotskismo. Al completar 15 años de existencia,
200 ediciones del Luta Operaria y haberse convertido en una referencia política
principista de la vanguardia de la izquierda la nacional e internacional, la LBI
se retiró hacia la conversión a un organismo unicelular. La renuncia a la lucha
por la conciencia de clase conduce, invariablemente, a revisar el ABC del
trotskismo. El siguiente paso es responsabilizar al proletariado y no a una
cobarde dirección política de la situación desesperada en que se encuentra la
humanidad.
En ningún
país, en ningún circunstancia, el proletariado por si solo fue capaz de
entender su tarea histórica. Estamos obligados a recordar que la alienación y
la falta de conciencia política no son fenómenos nuevos para el marxismo. Muy
por el contrario aprendimos que las ideas dominantes entre los trabajadores,
son las ideas de las clases dominantes, que los trabajadores no desarrollan la
conciencia socialista solos, que esta sólo puede ser introducida desde fuera de
la clase por los intelectuales materialistas dialécticos como eran Marx,
Engels, Lenin y Trotsky.
Pero si la
vanguardia marxista, que viene de la pequeña burguesía, se acomodo haciendo sólo
política entre sí, el uso de la clase obrera sólo para pedir apoyo a las elecciones
sindicales o burguesas, ¿cómo puede penetrar trotskismo en clase? Esperar que
el proletariado, bajo el impacto de derrotas históricas y la educación dada por
el cretinismo parlamentario, el trade unismo, ongismo, ... no retroceda décadas
en su comprensión política, es la idealizar un proletariado que no existe y
nunca ha existido.
Las masas
llenas de contradicciones internas tornaran su conciencia a favor de la
revolución solo si los marxistas lo consiguen. Pensar lo contrario es apostar a
la espontaneidad que no tiene nada que ver con el leninismo. Lavarse las manos
para esta tarea, que consideran "imposible" consolida el perjudicial
divorcio de la teoría política con la clase, lo que lleva a la ruptura
programática con el trotskismo y ciertamente al escepticismo.
EN DEFENSA
DE LA LUCHA POR LA CONCIENCIA DE LOS TRABAJADORES
La derrota
del proletariado de Europa en general y el griego, en particular, obligado a pagar
el costo de la fiesta de los especuladores europeos y yanquis ,después de
varias huelgas generales, comprueban de manera cabal que para cualquier futuro
triunfo del proletariado es imprescindible que las masas sean conducidas por
una dirección revolucionaria. Incluso en este gris momento actual y la
siguiente "explosión", para usar la frase de Lenin con la que se abre
este documento, desde hace décadas, creemos que el fundamento de nuestra
existencia debe ser la creación de una organización de lucha y agitación
política que salve el porvenir.
La mayor
parte de la dirección de LBI aduce también que esas concepciones de nuestra
parte no justifica la ruptura, ya que incluso si las críticas de la minoría
están en lo cierto, la LBI "no cruzó el Rubicón", "no rompió
programáticamente con la frontera de clase”. La realidad no es así. Ni la
escisión entre bolcheviques y mencheviques ni la ruptura entre defensistas y
derrotistas dentro de la IV Internacional, importantes divisiones del marxismo
parecía imprescindible primero. Sin embargo, después de 15 años sin asumir la
tarea de construir dentro de la clase obrera, más de 10 años de aislamiento nacional
en la organización, se encuentra hoy con un pequeño trabajo sindical agonizante,
la crisis de dirección tuvo su precio también para la LBI, llevándola al escepticismo
y el agotamiento.
El propio
Trotsky que a principios del siglo XX no encontró justa la división entre bolcheviques
y mencheviques rusos, evalúa así , dos semanas antes de su asesinato, la escisión,
esta vez en el interior del SWP norteamericano: "Si tomamos las
diferencias políticas, podemos decir que no eran suficiente para una división,
pero si han desarrollado una tendencia a desviarse del proletariado, en
dirección a los círculos pequeñoburgueses, entonces estas mismas diferencias
pueden tener una, un peso totalmente diferente si se conectada con un grupo
social diferente. Este es un punto importante. (...) Esto es muy característico
del intelectual desmoralizado ve a la guerra, a la terrible época que tenemos por
delante, con pérdidas, sacrificios y tiene miedo. Comienza a propagar el
escepticismo y creer que es posible unificar el escepticismo con la devoción
revolucionaria Solo podemos desarrollar una devoción revolucionaria si estamos
seguros de que es racional y posible, y no podemos tener certeza sin una teoría
valida . Aquel que propaga el escepticismo teórico es un traidor. (Sobre el
Partido "Obrero", León Trotsky, 07/08/1940).
Retrocediendo
hacia el escepticismo práctico la LBI se estanco con el pasar de los años.
Restringiéndose
a impulsar un reclutamiento ocasional, relativamente anárquico y empírico de su
cada vez más limitada área de influencia sindical dispersa por la ausencia de plenarios
de la Tendencia Revolucionaria Sindical (TRS) en Fortaleza. Se contentó con
marcar una presencia testimonial –crítica al calendario del bloque sindical, de
la consejería de izquierda al lulismo, conducido por el PSTU. Vale la pena
señalar que la crisis en el partido empeoró en julio después de una importante participación
en la corriente sindical de CONCLAT en Santos.
Realizamos brillantes
denuncias del carácter burocrático, impotente y liquidaciónista opuestas, a armar
a la clase contra el l frente popular de la dirección de CONLUTAS. Todavía, la
falta de un nucleamiento permanente y estructural mas la falta de formación de
cuadros revolucionarios agravo profundamente el aislamiento político que el
asedio del Frente Popular y sus satélites impusieron a la LBI. Nuestra
intervención esterilizada en la vanguardia de la izquierda del movimiento
obrero se dirige a activistas viciados que hace mucho viven del aparato
sindical traicionando a su sector.
A modo de
conclusión, durante una década y media reclamamos a los zorros no que coman de
las gallinas y renunciando a enseñar a las gallinas las habilidades de las
águilas.
La LBI es
vista como un grupo que puede incluso hacer críticas y pronósticos acertados,
pero no está dispuesto a luchar constantemente por la conciencia del
proletariado contra el adormecimiento frente populista al que lo llevan los
oportunistas qué critica.
Romper con
una orientación que renuncia a la lucha por la conciencia proletaria contra el
oportunismo y el revisionismo es una obligación de las personas que tienen como
estrategia de vida la militancia
revolucionaria trotskista.
Las
concepciones del trotskismo y del escepticismo son irreconciliables. Recordamos
una vez más al viejo bolchevique ante los escépticos que, sobre las presiónes hostiles que la reacción
anticomunista, germinaron dentro de las
filas de la IV Internacional: " ¿Se formara una verdadera dirección
revolucionaria que sea capaz de dirigir al proletariado rumbo a la conquista
del poder? La Cuarta Internacional responde a esta pregunta afirmativamente, no
sólo por el texto de su programa, sino también por el hecho mismo de su
existencia. Todas las diferentes variedades de representantes desilusionados y
aterrorizada de los pseudo-marxismo proceden, sin embargo, con base en el
supuesto de que la bancarrota de la dirección "refleja" la
incapacidad del proletariado para cumplir su misión revolucionaria. No todos
nuestros oponentes expresan claramente este pensamiento, pero todos ellos - de
ultra izquierda, centristas, los anarquistas, por no hablar de estalinistas y
socialdemócratas - descargan la responsabilidad de las derrotas en las espaldas
del proletariado. Ninguno de ellos señala sobre qué condiciones precisas el
proletariado será capaz de llevar a cabo el viraje socialista.
Si asumimos
que es cierto que la causa de las derrotas reside en cualidades sociales del
proletariado mismo, a continuación, la situación de la sociedad moderna debe
ser vista como desesperada. Bajo las condiciones del capitalismo en
descomposición, el proletariado no crece ni numérica ni culturalmente. Así que
no hay razón para esperar que en algún punto se eleve en el nivel de las tareas
revolucionarias.
La pregunta
se presenta totalmente diferente para aquel que tiene claro el profundo
antagonismo que existe entre la exigencia orgánica, profunda e insuperable de
las masas trabajadoras para liberarse del sangriento caos capitalista, y el
cadáver de la dirección conservadora, patriótica y totalmente burguesa del
movimiento obrero, que sobrevive por sí misma. Debemos elegir una de estas dos
concepciones irreconciliables. "(El proletariado y su dirección, la URSS
en la Guerra, León Trotsky, 09/25/1939).
De hecho,
no todos los escépticos expresan clara y formalmente su creencia de que el
proletariado se ha vuelto incapaz de seguir una estrategia revolucionaria. En
el caso de LBI, después de nuestra ruptura , la corriente ha estado tratando de
ocultar sus postración con condenas literarias a la postración , una alta dosis
de ufanismo, un ritmo de redacción de textos frenético, encima de lo normal e
incluso la reconstitución urgente de la recién liquidada regional de São Paulo.
Tenemos razones de sobra para creer que estos gestos tienen vida corta, apuntando
sólo a camuflar a un nivel bastante inmediato la postración cristalizada a lo
largos de los años.
POR UNA
VANGUARDIA PROLETARIA DE LA CUARTA INTERNACIONAL
Tomamos la
iniciativa para romper el LBI, consciente de las presiones, voluntaristas,
basistas y obreristas que amenazan nuestro nuevo curso. No dejaremos de cometer
errores en nuestro nuevo camino Al principio nuestro programa será inevitablemente
incompleto y confuso. Recurriremos al estudio de la valiosa experiencia de los
comunistas del pasado para tratar de disipar esas confusiones... Sobre de todo,
trataremos, junto con los sectores de clase que con nosotros militen, de
aprender de los errores. No hay otro
modo de tener acceso directo a los trabajadores y ganar su confianza mediante tácticas
correctas sin una experiencia desarrollada en común. Sólo es posible ganar al proletariado
para una organización revolucionaria estrechando los vínculos con sus camadas
mas consientes aun no deformadas por los numerosos tentáculos del inmenso
aparato oficial constituido por el frente popular incluyendo las antisindicales
y CONLUTAS.
¿Esto
significa abandonar la lucha de por foros de estas entidades? De modo alguno. Significa
que, por otra parte, es necesario construir oposiciones de base, comunistas,
revolucionarias dentro de cada sindicato en contra de las instrucciones del
centro burocrático abiertamente controladas por los oficialistas o sus
satélites.
Contamos con la gran ventaja de tener a favor
de la iniciativa de la tarea, la extrema necesidad que sufre el proletariado de
una organización política dispuesta a crear en su medio una militancia de
cuadros bolcheviques armada de un programa. La tarea del momento es construir
una oposición obrera y revolucionaria al gobierno de Lula o al gobierno burgués
que lo reemplazara.
Al caer en
manos de los canallas que siempre han sido justamente el blanco de las críticas
de la LBI este documento puede causar cierta satisfacción moral perversa.
Aconsejamos a estos señores que disfrutan de este breve momento inicial al
máximo. A partir de ahora, ya no se podrán aprovechar mas del hecho de que la
organización trotskista que los condena estará aislada de los destacamentos de
vanguardia de la clase obrera qué sobre ustedes marcharan en lucha contra la
colaboración de clases y por la toma del poder por los trabajadores rumbo a la edificación
de un futuro socialista de la humanidad.
Humberto
Rodrigues
Fundador y
ex miembro del Comité Central del LBI, miembro del consejo de redacción del periódico
“Luta Operaria” y de la revista “Marxismo revolucionario”;
Nadia Silva
Ex
militante de LBI y TRS;
Luiza
Freitas
Ex
militante de LBI y TRS;
Pilar
Oliveira
Ex
militante de LBI y TRS
Octubre
2010